La sociedad con el paso del tiempo ha cambiado poco a poco, puede ser por todos los avances en tecnologías, las nuevas formas de trabajo,…, pero lo que de verdad ha modificado nuestra vida en sociedad son las tribus urbanas, grupos de gente que se comportan de acuerdo a las ideologías de una subcultura, que se origina y desarrolla en el ámbito de una ciudad.
Desde siempre, la sociedad ha estado dividida en clases o grupos sociales: burguesía, proletariado, campesinos, ricos, pobres,…, por lo que el ser humano necesitaba el apoyo de su grupo para sentirse valorado, apreciado ante una sociedad exigente. Exigencia que ha crecido con el tiempo a causa del mundo globalizado en el que vivimos. Mientras que antes las personas, a causa de las barreras, solo se tenían que preocupar por permanecer alerta en su entorno, en la actualidad con la sociedad globalizada podemos llegar a cualquier lugar, lo que amplía nuestro ámbito de actuación.
Esta sociedad en la que vivimos, ha provocado cierto rechazo a unos cuantos grupos como los punkies o los góticos, en contra de la sociedad capitalista y globalizada en la que vivimos. Son un grupo de personas con la misma ideología y características, que buscan hacer frente a la sociedad, rehuyendo de las normas y creando sus propias reglas. Su forma de expresarse se basa en un comportamiento que incomode a la sociedad, sin preocuparse de dar explicaciones ante las nuevas directrices globalizadoras que nos están marcando.
El problema viene, desde mi punto de vista, cuando todos estos grupos se cierran en sí mismos y no dejan que nada, y sobre todo nadie diferente a ellos entre en sus vidas. Podemos llegar a convertir nuestra sociedad en pequeños “guetos” impenetrables para aquellos que no siguen las directrices del grupo. Entonces, ¿valen la pena todas esas nuevas aperturas globalizadoras que nos ofrecen? Si en vez de crear una situación homogénea para todos se están creando grupos con grandes diferencias y divisiones entre ellos.
Iris Rodríguez Lavandeira